En México la falta de lluvias ha supuesto un reto para las regiones de cultivo y zonas específicas como el norte del país. En la reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, en San José Tilapa, los nopales y otras plantas endémicas han cambiado su coloración.
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La resiliencia de la vegetación al norte de México es una muestra de cómo los seres vivos se adaptan a las nuevas condiciones climáticas derivadas de la mano de obra humana y el paso del tiempo.
En la Zona del Silencio, ubicada en Mapiní, Durango, no solo los habitantes han tenido que modificar su estilo de vida a raíz de las constantes sequías, sino que también plantas endémicas y nopales han cambiado su coloración a tonos púrpuras y morados.
Dadas las recientes modificaciones atmosféricas y condiciones naturales, los nopales y otras cactáceas tratan de subsistir al entorno, por lo que su coloración verde, que antes llegaba en primavera y verano, ahora se está retrazando.
De acuerdo con los expertos, un tipo de nopal de 90 centímetros de altura está creciendo de forma tupida en esta región y sus pinchos alcanzan una altura de hasta 60 centímetros.
Su cambio en el color se debe a la exposición a temperaturas heladas y carentes de agua como las que se presentan en invierno, por lo que esta pigmentación cambia en la primavera. De este nopal también surgen flores amarillas y tunas color magenta.
En Zona del Silencio viven aproximadamente 600 pobladores que comparten este espacio con la Biosfera Mapimí, la cual es famosa por atraer meteoritos y compartir el mítico paralelo 27 con el Triangulo de las Bermudas, las pirámides de Giza y el Mar de Cortés.
Con información de MxCity y el Instituto de Biología UNAM
Fuente: Televisa
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